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La pata y la laguna.
Había una vez una pata que vío un lago, le gusto y por eso decidio dibujar en su retina una laguna. Llenó tanto sus ojos de agua que un día ya no la pudo contener y comenzó a escurrirse en forma de gota por su lagrimal, rodaba libre hasta su pico en donde ahogaba a todas aquellas palabras por salir. La pata ya no podía pronunciar más que palabras acuosas, cada vez que hablaba tragaba agua, llevó sin quererlo parte de esa laguna a su interior, sintio que era inmensa y que si seguia guardándola alli ya no podría volver a hablar jamás.
Tuvo que tomar coraje y disponer de una fuerza inusual pero un día se relajó y dejo que la laguna interna brotara por los poros, liberó tanta agua que logró formar su propia laguna.
Dicen que aun en estos días grises se la ve con la cabeza sumergida, buscando las palabras que sabe que se ahogaron.
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